martes, 30 de diciembre de 2008

¡¡¡¡FELIZ 2009, PIOJOSOS!!!! (Y PIOJOSAS, OF COURSE)

¿Qué se pensaban? ¿Que mi desfachatez y mi descontento navideño iban a ser de tal magnitud como para no felicitarles un nuevo año de crisis y esperanza?
Pues sólo para contradecirles: ¡Feliz 2009!!

Supongo que el balance se lo saben de memoria a estas alturas de la fiesta: el malo de Madoff, los incautos inversores, los ‘pobres’ bancos, el salvador del mundo Obama con Juanes de telonero, la princesita de cantar soso Bruni-me-creo-Jackie, los ERE's, las OPA's, la TDT, el McAuto a rebosar.

La confirmación de la muerte de Franco. La ruleta rusa –perdón, montaña- de la Bolsa. Los altibajos de la vivienda y del perverso Euribor. Las oscilaciones del petróleo. El resurgimiento de la Spears. Los espías de bodas de la SGAE. Los miembros y las miembras. El pocero bueno y el malo. La liberación de Betancourt. La detención de ‘Miss Narco’. La Eurocopa. El caso Mariluz y el corporativismo grosero y desconcertante. Guantánamo, la CIA, Aznar, los barridos. La silla del G20. El 'palestino' de Madrazo. El teletón y los maratones de falsedad. Los ‘golpes’ a las incontables cúpulas y máximos responsables de ETA. Los golpes de ETA.

El terror. La masacre. La desaceleración y la crisis. La hipocresía. El caos. La zona cero.

Lo dicho: Feliz 2009. Sed felices en la medida de lo posible. Y de lo imposible.

Just because I'm losing, doesn't mean I'm lost.
[Cold Play]


Pie de foto: Ópera, Paris’09; by me. Doy por pagado mi propio cánon en la cámara, en la tarjeta de memoria y también le he pagado los derechos de autor a la ciudad, al arquitecto del edificio y a un señor que hacía crêpes cerca de allí. Os remito, teddys de la SGAE, la factura para que me abonéis a mí los derechos de autora. Feliz año a vosotros también, hoy me siento tolerante.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Manuel Alcántara, ¡hijo de mi vida!...

Medio siglo dedicado al periodismo. Más de 18.000 artículos escritos con tiento y perseverancia en una vieja y ya anacrónica Hispano Olivetti -"¡Tengo que darle dos veces a la tecla para que se marque la letra!"-. Ochenta años y un verbo ágil y magistral. La máxima de este entrañable malagueño es "no aburrir ni a Dios sobre todas las cosas". Y lejos de aburrirnos, nos divierte.

Manuel Alcántara es un gran columnista, un excelente escritor, un locuaz periodista... Es un caballero. Es genial.
Le comparan con el gran Larra, pero Manolo insiste en que es "alumno de sus discípulos".

No es que esté ensayando su presentación ni tampoco tengo pensando hacerle la pelota para entregarle un curriculum de estos que he fotocopiado al por mayor (¡Temblad! Próximamente llegarán las tarjetas de visita...). Sinceramente, poco sabía de este señor hasta que le he conocido hoy en persona en el homenaje que le ha hecho El Correo y la UPV/EHU.
He disfrutado escuchando su discurso irónico y delicioso; habla como escribe, y pienso leer mucho más a este hombre que dice perlas como ésta:

"Soy un espectador implicado de la vida"

"La obsesión por la muerte corresponde al amor por la vida"

"La inspiración es un trance adecuado por el que algo bueno pide salida"

"La vejez es una colección de frustraciones. Uno es viejo cuando entra a un harén y siente lo mismo que cuando entra a una floristeria"

"Me gusta escribir en caliente, pero con toda la sangre fría"

jueves, 23 de octubre de 2008

Ponga un pseudointelectual en su vida

Vaya, vaya, vaya. Quizá ustedes no lo sepan, pero es que el último grito intelectual ya no es seguir en versión original surround los documentales de ‘La 2’. Lo más ‘in’ es decir que no tienes tiempo para verlos. Ni los documentales, ni los informativos, ni, por supuesto, los 'salsa aliolis' ni las 'mayonesas rosas'.

Y es que los medios, una vez más, vuelven a ser los malos de la película. Resulta que todas esas cifras de audiencia espectaculares son absolutamente falsas. No es que redondeen hacia arriba con unos cuantos televidentes. No, no. Es que nadie ve la tele ya.
Que ahora lo que se lleva es estar estresado y, en los escasos ratos libres, viajar a Punta Cana y leer a Zafón (lo siento Zafón, no es nada personal, en serio).

Así que esas tenemos. Resulta que una profesora de inglés pregunta en una clase variopinta, heterogénea y pintoresca si conocemos ‘x’ programa televisivo, que es ampliamente conocido por el común y humilde de los mortales, y se oyen voces inteligentes y disidentes que se ‘highlight’ de la masa con un arrogante “yo es que no veo la televisión”. Claro, por eso te acabas de comprar el TDT más potente y un plasma tan grande que atraviesa las paredes de tu casa. Pero eso no lo dices, ¿verdad listillo/a?.

Disculpen el exabrupto, pero es que estos pseudointelectuales de pacotilla me sacan de quicio. Y es que esta irascibilidad mañanera mía me pasa factura a lo largo del día, y al final una tiene que desahogarse como puede.

Cada mañana, una batalla interna. Una causa que reivindicar y por la que luchar. Hoy, tenemos con nosotros a ese grupillo fascinante que son los pseudointelectuales. Incultos, aunque sobradamente descarados y sin complejos, opinan con soberana alegría de cualquier cosa y con una rotundidad aplastante y cuanto menos, sospechosa.

Sus argumentos son más que dudables, pero los muy demagogos se las saben todas. Y si la cosa se pone fea, la solución es sencilla: La culpa es de los periodistas.
Y si el contertulio del pseudointelectualillo de turno se sorprende cuando éste culpa a los periodistas del cambio climático y del crack bursátil, entonces hace uso del comodín clásico e infalible: “La televisión es la fuente de todos nuestros males. Esa caja tonta que yo, por supuesto, jamás veo. Porque yo no soy tonto. Como en el eslogan de esa tienda. Sí, donde el otro día me compré un pedazo de plaa… plancha, plancha. Una pedazo de plancha”.

Pero esta mañana, la soporífera clase homologada y europea de inglés ha venido aderezada de otro jocoso comentario que ha herido profundamente mi corazón de periodista recién lisensiada.

“- Estos diarios gratuitos son una pu… mier…. Mira… ¡Prff!... No te enteras de nada, no tiene estructura…”.

Ajá, si tenemos un analista de medios entre nosotros, y yo sin saberlo. Una vez más, he cometido el craso error de callarme y dejar que los que rodeaban a este sujeto le rieran la gracia. Debe ser que ninguno de ellos ve la televisión y que por eso son todos muy listos y yo muy tonta, porque no le he pillado la gracia al chiste.

Verá, señor analista dicharachero. La prensa gratuita es para lo que es: para enterarse mediante un titular grande y entre muchos anuncios de lo que ha pasado en su barrio mientras usted viaja en el metro de su casa a su lugar de trabajo. Por cierto, ¿en qué trabaja o trabajaba usted, honrado ciudadano?. Quisiera añadir que ha ofendido a mis compañeros, e incluso a mí misma, porque quizá mañana yo trabaje en uno de esos periódicos gratuitos que tanto desprecia.

Lo que quizá no se atreva a decir es que usted forma su opinión en base a esos escuetos y desestructurados titulares. Porque si tanto le irritan como para hacer tan explícito comentario, tiene la opción de no leerlos. Esquive a las personas que los reparten. Creo que de momento no portan armas y su seguridad, por tanto, no corre ningún peligro.

Y si quiere ir más allá, rasque el bolsillo y compre uno o varios periódicos de pago y critíquelos si tiene… ganas.

Por lo demás, no tengo nada más que añadir. Les dejo que voy a releer el Tratado Filosófico de Wittgenstein para reflexionar acerca de la complejidad del ser humano. Después, antes de dormir, repasaré un poco a Kant y finalmente, votaré vía SMS por la Chonchi para que gane en ese programa reality txow que yo no sé que existe siquiera. Hasta luego, corazones.

lunes, 20 de octubre de 2008

Oh Happy Monday

¡Pero qué gratificantes que son los lunes al Sol, pardieu!! Como diría Carlos Herrera, "por fin es lunes"...

No sé ustedes, mis queridos contertulios, pero para mí el lunes es el día mentalmente más productivo de la semana. Y digo mentalmente por una razón certera y 100% lógica: es el día en el que una se levanta y se programa en su agenda todas las tareas de la semana y si me apuráis, incluso del mes. Desde apuntarse al paro, pasando por un chequeo médico completo y el "me voy a apuntar a un gimnasio este mes mismo ya ya ya" voluntarioso y de rigor, hasta el planteamiento de una nueva estrategia de vida drástica y completamente diferente a la actual.

Todo empieza con un café, como no podía ser de otra manera en mi caso. Comparto la soledad de mi café con leche con un hombre que trabaja en el sector del pescado. Qué manera más sutil de decir que el tío apestaba a pescadilla, ¿verdad?. Yo misma me asombro de mi elegancia y delicadeza. Lo digo así de fino porque lo último que quiero es que se ofenda este honrado sector, aunque también añadiré que, ya es mala suerte. Convivo forzosamente con la pescadería de debajo de mi casa que desprende su aroma inconfundible y pestilente día sí y día también, y voy a una cafetería y...

Y es que podía sentarse a mi lado un guapetón que encima de guapo y educado, es un cazatalentos de periodistas que me ofrece una estupenda oferta de trabajo que incluye un Audi A3 para moverme airosamente de entrevista importante a entrevista solemne. Dietas y personal trainner, también incluidos.

Pues no, tiene que tomarse la caña y el pintxo justo al ladito mío y en los tres minutos que tardo en tomarme la cafeína vital el digno trabajador del sector del pescado, crustáceos y moluscos. En fin. Suspiro (o mejor dicho inspiro y me aguanto la respiración) y me voy directa a... Apuntarme al paro. Aunque soy nueva en esto y los del INEM captan al instante mi inexperiencia en esto de buscarse la vida.

- Hola, buenos días, vengo a apuntarme al Paro (así, sin tapujos y al grano).
- Hola, vienes a buscar trabajo, ¿verdad?.
- Ummh, bueno sí, eso. Claro.
- DNI (...) ¿Es la primera vez que vienes?.
- Sí.
- Pero has trabajado, ¿no?.
- Sí, dos meses (¡wow!), en una tienda.
- ¿De qué te gustaría trabajar?
- Me he licenciado en Periodismo.

Hacemos un inciso descriptivo. Al oir la palabra clave en este breve diálogo, 'periodismo', la mirada de la amable empleada de los desempleados se torna cálida y tierna. Me sonríe cómplice y compasiva.

- Eso está... Difícil.- Me dice, con una expresión que augura lo peor.

Después paso a hablar con otro hombre que me mira incrédulo cuando contesto "No sé" a la pregunta: "¿Vas a solicitar prestaciones?". "Es que es la primera vez que vengo y bueno, pues no sé qué me conviene...", me justifico inútilmente. A este empleado también le infundo cierta pena y accede a explicarme que, dada mi escasa vida laboral, no me conviene ni siquiera molestarme en pedir sopitas. Pues ya lo sabía, me digo yo ahora en un ataque de orgullo a posteriori.

Más tarde vuelvo a ser una atareada y feliz ama de casa que hace sus labores mientras se planifica un sinfín de tareas y proyectos. Así que termino agotada a eso de las 16h de la tarde, y eso que aún queda el inglés, reformar la casa, mirarse las becas para irse de English Trip en verano, gestionarme ese viajecito veraniego que tanto merezco y no he tenido, atender a la familia, cuidar los pocos contactos que conservo, pensar cómo llevar el coche al taller sin arruinarme, reciclar y reciclarme, y el gimnasio, que con el frenesí de esta mañana-imserso se me ha vuelto a pasar; todo ello sin olvidar, claro está, fomentar mi carrera como freelance (sí, yo también me estoy riendo al escribir esto último, pero de ilusión también se vive, listillos).

Así que, ¿quién dijo que esto de la vida de parada es algo fácil y tranquilo?. Nada más lejos de la realidad. No es baladí enfrentarse al típico viejo/a que se te cuela en la cola del pan, ni decidir qué opción de ticket es el que tienes que pulsar en la cola del paro (¡recordad que soy una persona que no sabe si quiere prestaciones!).

Pero aún así, esto es un periodo de transición. Cuánto durará, a saber. Me dicen por el pinganillo que "Se prevé que la crisis degenere en 20 millones más de desempleados en el mundo", pero a mí plin. Mañana volveré a por mi dosis de café para comenzar adecuadamente un nuevo día y, quién sabe, quizá entonces sí que se siente a mi lado el atractivo cazatalentos con aroma a perfume caro y embriagador.

Que tengan un buen día.


Pie de foto: Un pintoresco automóvil en los aledaños de la Complutense. Podéis hacer con ella lo que más rabia os dé. ;-)

viernes, 10 de octubre de 2008

Photodenuncia: Dicen por ahí que ancha es Castilla...


Pie de foto de tan ilustre y ejemplar imagen:

Welcome to Barakaldo: Ciudad con O.T.A y sin ley





Por lo demás, carpe diem.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Brindis por una vida más allá del teletipo

La gente desea etiquetarte. Ciertamente, es un comportamiento totalmente humano y práctico, qué duda cabe. Somos animales de costumbres y todo eso, y poner etiquetas y clichés nos hace la vida mucho más fácil.

Así, si no compartes tus fotos con la gente, pierdes el contacto con esta gente. Si no haces lo que todos, eres un bicho raro y un antisocial, y si te sales del molde de ‘gran hermano x al cubo’ y demás parafernalia, eres un listillo o un desfasado. Y si no dices nada de casi nada… Entonces la gente se temerá lo peor. Lo más bonito será etiquetarte de ‘tímido’, pero cualquier paso en falso puede llevarte a etiquetas mucho menos atractivas como ‘freaky’, por ejemplo.

Ya lo dice una gran teoría del marketing y de la publicidad: ‘KISS: Keep it simple, stupid’. Es decir, que si un día te caes, eres un torpe. Si te pillan dos veces bebiendo una ‘mirinda’ de naranja, entonces te dirán: “Siempre tomas mirinda de naranja”. Claro. Siempre.

Las impresiones a priori fallan, aunque no siempre. A veces cinco minutos con alguien nos llevan a un etiquetaje certero… Pero por lo general, la gente agradece que te esfuerces en ser puro y explícito. No nos gusta que nos descoloquen, eso nos hace desconfiar. Es decir, que no puedes llevar un día un periódico y otro día, otro diario del extremo ideológico contrario. Eso no vale. No vale despistar. Todos quieren que te centres. Estás más guapo así y la vida se te hace más sencilla, a la larga.

En fin, cada cual tiene sus manías y sus formas de ver la vida. ¿Habéis visto que frase tan insustancial y ecuánime? No dices nada, pero inconcientemente quedas bien. Con todos. Y todas. Porque luego están los eufemismos, ese lenguaje de lo políticamente correcto que menos claro y transparente, es cualquier cosa.

Pero en fin, ese es otro extenso tema para el que ahora mismo no estoy capacitada mentalmente… Actualmente, me encuentro en otra fase-etapa-ciclo lunar de mi vida, diferente. Toca experimentar lo que es un lunes al Sol, y un martes de xirimiri, quemar cartuchos con la láser para que tu foto en el currículo de una buena impresión, toca deambular, tomar café hasta las 11h y coca-cola a partir de las 12h en bares desconocidos, rogar al GPS, atar cabos sueltos o mejor dicho, comenzar por buscar esos cabos.

El tiempo se transforma tan incierto como tus circunstancias.
Y entonces, las etiquetas se convierten en un recurso. Antes se llamaban prejuicios, hoy, tenemos bastante más prisa.

Pero, ante este panorama, calma, periodista imberbe. No debemos desistir, debemos sacar a relucir nuestra frescura y juventud, ese elixir efímero que nos hará invencibles, luchar por contrastar, por contradecir, por crear controversia y debate. Luchar, al fin y al cabo, por un periodismo serio que vaya más allá del teletipo oficial. Ser críticos y todo eso.

Para que los políticos luego no nos manipulen. Eso sí, el día de las elecciones, id a votad. A quien sea. Pero votad. No os salgáis del rebaño. No tanto. Un poquito más a la izquierda, un pelín más a la derecha. Ahí está. Perfecto. Sonríe. Dí: “Patata”.


Nota de la traductora: Sé finí la vida de becaria. Ahora ya soy una mujer adulta, lisensiada y parada. Como Dios manda. Ahora, toca buscarse la vida. Y si soy honesta y sincera, os lo confesaré: Me da una pereza terrible…

Otro brindis por todo el equipo de antena3noticias.com y los lares multimedia!
¡Un placer, señores! ¡Gracias por todo!!

domingo, 14 de septiembre de 2008

Noche en negro

… O noche retrospectiva, por seguir con mi tónica psicodélica y pseudointelectual.

Después de todo, quizá esto no sea más que un brote de lucidez intermitente, pero creo que comienzo a despertar de mi letargo fatal. De ese estado de ‘stand by’ que me ha paralizado y narcotizado hasta extremos insospechados.

He roto con el Destino. Definitivamente. He intentado escucharle y comprenderle. Me he esforzado en convivir con él durante todo este tiempo. Pero hasta aquí hemos llegado. Punto pelota. Tú a Boston y yo a California. Y no se hable más. Ya se ha reído suficiente de mí.

Paseando por una Gran Vía cortada y atestada de gente entusiasmada con la propia muchedumbre y las actividades posmodernistas en los edificios madrileños, entre fotógrafos improvisados y amantes de un humeante Starbucks a altas horas de la noche, caí en la cuenta de que me estaba dejando llevar por una corriente extraña y ajena a mis verdaderos deseos.

Me encontré libre y sin saber qué dirección tomar. Y cuando no sé exactamente a qué calle de qué número me dirijo, me desquicio y me pierdo. Te sacan un poquito del guión y ya está liada. A pedir sopitas. Pues no. Perderse es interesante. Debería salir más con el coche sólo para perderme por Madrid. Sí, meterme en un bochornoso atasco y salir de él airosa.

“Uuuhh… No sabe a dónde va, y de momento lo ha dejado todo atrás…”.

Luces chill out y cañas en los Kebab’s. La vida está esperando a que la sorprendas, a que la disfrutes, y tú te evades con historias del Renacentismo mientras esperas que el horóscopo te eche una mano. Inútil.

Llegados a este punto, creo que es un buen momento para parafrasear las palabras de mi sabia amiga Alondra Valle: “Sí… Era tu oportunidad… Pero bueno, las oportunidades no vienen solas, hay que darlas un empujonsito”.

En efecto, mi querida Alondra. Un empujonsito. Una huida hacia delante, pero con convicción y entusiasmo.

“Tengo ganas de enfrentarme a la vida de una puta vez ya, joder”, clama un becario previa retirada de la fatua y particular noche en negro mía.

Estamos programados para ser impasibles. No nos afecta el vómito ajeno en el metro ni aunque nos salpique a los zapatos (disculpadme, colectivos sensibles). Una chica, que probablemente viene de fiestuki, pierde el equilibrio y cae tontamente de la moto al parar en un semáforo en el paseo de la Castellana según mis seguramente erróneas coordenadas. Quizá esté borracha. O quizá no. El caso es que los que contemplamos la escena permanecemos ajenos e inmóviles. Ella se levanta y coge su moto y después, sale acelerada la primera. A comerse la ciudad. Dí que sí.

Amanece por fin en Seseña sin sustos ni sobresaltos, que no es poco. Creedme. El sargento ‘Pobedilla’ puede marcharse a casa tranquilo, ya ha terminado el turno. No más denuncias ni inspecciones oculares.

Al final, después de tantos rezos y tanta fe, después de tantas guerras por demostrar qué Dios es el mejor, resulta que todo ha sido un malentendido y que la religión es una interpretación equivocada de la… astrología. Sólo adoramos el Sol y sus ciclos.

Vaya. ¿Comprendéis ahora el motivo de mi enfado con el Destino y su séquito de ironías? Tiene un humor negro que, sinceramente, me exaspera.

De todos modos, Carpe Diem.

Pie de foto: Courtesy of Alberto Esponja. Gracie.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Día introspectivo


... O día 'de tirada', como queráis, aunque lo primero suena mucho más intelectual.

Hoy es uno de esos días en los que quisiera replicar a esa insolencia que no contesté, hoy quisiera rebobinar la cinta de esta historia y hacer un par de arreglos, editar con un poco de valentía unas escenas que me imagino pero que no me atrevo a realizar.

Poner una lavadora. Leer un libro. Aniquilar la celulitis, que aún creo estar a tiempo (¿o acaso soy una incauta víctima de la publicidad milagrosa?). Crear algo de la nada. Y que funcione.
Hacer que el viento sople a mi favor. Escribir un guión alucinante basado en hechos escrupulosamente reales. Vender muchos best-sellers y comprarme una isla.

Pero estoy aquí tirada, en la cama. Escuchando a Amaral, siempre tan oportuna: "No sé qué hacer con mi vidaaaaa".

Hoy quisiera ordenar la casa, la mente, el cuerpo. Verlo todo claro, y actuar. Coordinar mis fantasiosas utopías con la realidad. Quitar frenos, grilletes, fronteras, banderas... que se hunda el protocolo y que se estropeen los radares. Abajo los 'oteros' y arriba el Top Manta y las falsificaciones de Tuos, Lacusto y Carolino Herrero.

Hoy quisiera dejarme llevar por mi intuición femenina... y acertar. Quisiera no arrepentirme ni imaginar lo que pudo ser. Quisiera dejar de pensar que es posible y ver, comprobar, que efectivamente ese plan es viable; y por una sencilla razón: porque sólo tengo una vida que muchas veces regalo al caprichoso destino y a otras tonterías... y entonces dejo de controlar mis días. Sueño despierta y divago por las noches. Me aferro a entelequias y cierro los ojos, puertas y ventanas cuando esa ciencia-ficción amaga con ser real al menos parcialmente.

Creo que las ataduras no son más que síntoma de cobardía, no le veo otra explicación. Quizá un psicólogo de estos que tanto necesitamos para todo en esta narcotizada sociedad afinara más en el tema.

Pero nadie mejor que una misma se conduce, se retuerce... y se desdice.

Lo sé, cada día tiene menos sentido lo que escribo aquí... pero... ¿qué esperabáis de un día introspectivo?


Pie de foto: El mar puede ser la clave...

domingo, 13 de julio de 2008

La ambición se va de vacaciones...


... Y buen viaje lleve.


Hoy tengo el día de entrega de premios:

Doy las gracias a mi tremenda familia, porque son sencillamente geniales y porque siempre tienen "medicinas" con las que curar mis "quitas existenciales". A veces un buen artículo, un buen libro, son suficientes para dejar de pensar en nuestro ombligo absurdo.

También quiero dedicar esta fotografía a la persona que me acompañó incondicionalmente en todas mis fotonoticias maltrechas. A ti Alondra, que como ya te he dicho, espero que México sepa recibirte como te mereces.

A la siempre increíble y dicharachera Olaia Saralegi Andereñoa, que el otro día me dio un susto pero que luego pensé que para alguien tan fuerte como ella, una pequeña farragosidad nunca es problema. Pronto nos veremos y haremos una sesión de monólogos, ¿ok?

Y por supuesto, a mi mutxu que no me da conversación por teléfono porque "sólo quiere escucharme y entenderme".

Y a la masa de necios, sencillamente, que os den.


Foto: El Retiro (By Alondra & Amaiasan).

sábado, 12 de julio de 2008

La noche en que todas mis teorías cayeron



¿Cuánto tiempo más había de pasar?. Yo misma comenzaba a hartarme de corroborar mis furibundas tesis una y otra vez. Todo el proceso de ilusión-esfuerzo-fracaso-esperanza-decepción para llegar por enésima vez a la misma conclusión...

Es lamentable, pero cierto. En mi época heavy escuchaba una canción que no me gustaba del todo pero cuya letra me convencía plenamente: “You know is sad but trueee…”.

Grosso modo, no importa lo que valgas ni lo que te esfuerces. No recuerdo ahora quien lo dijo, pero estaba la verdad de su lado cuando afirmaba aquello de “somos nuestro envoltorio”. Por cierto… ¿Os habéis fijado qué fácil es hacer un articulillo a base de pedazos de canciones perdidas y de frases huérfanas?, informa la agencia Amaiasan Press.

(Calma, yo no dije en ningún momento que esto que escribo aquí tuviera algún sentido. Tan sólo expulso gases lacrimógenos que, en ocasiones, suenan hasta poéticos y reggaetones).

En fin. Que una cree que el esfuerzo siempre es reconocido y recompensado y que hay que ser positiva y todo eso que nos dicen las páginas sepia que nos ofrecen trucos para integrarnos en el nefasto y crudo mercado laboral. Lo de ser positiva, salta a la vista: lo llevo francamente mal.

No soporto la falsedad más de ocho horas seguidas, no aguanto la hipocresía, la falsa superioridad de la gentucilla necia y apestosa… Todo lo que me rodea me corrompe, y eso pasa factura. Ya lo veis, a pesar de que parece que vivimos en un mundo de color de rosa Marina DiOr donde todos dormimos con la conciencia tranquila en colchones LoMásMónaco, lo cierto es que en la telenovela-reality-txow que es nuestra vida tienden a ganar los malos.

Me refiero a los prototipos de personas que son más hábiles que tú y que, siguiendo fieles la ley del mínimo esfuerzo y disimulando con asombroso ingenio su incompetencia, salen airosos de toda situación y encima se llevan la medallita que tú has forjado con tanta fe y esperanza.

Luego tienes que ver cómo pasean sus méritos mientras tu guardas un silencio que trata de ser digno pero que roza la cobardía y la estupidez. Quien calla otorga. Pero, ¿qué otorga?. ¿Qué aporta ese silencio que no te defiende y que es insignificante en el ruido incesante de esta gran ciudad que nos asfixia?.

Quizá dentro de poco vayamos a los montes a coger ese ticket que te dan en la carnicería para coger vez para gritar, para pegar un gran grito que nos libere y que nos lleve de nuevo a la posición fetal. Al kilómetro cero.
Libres.
Sin etiquetas.
Sin envoltorios.

lunes, 7 de julio de 2008

El Gran Becario te vigila (próximo fenómeno sociológico)


Antes de que algún listo/lista se apropie de la idea (una también tiene sus mecanismos, como la SGAE), presento aquí un boceto para un reality, surgido en pleno brainstorming en el café de sobremesa con mis queridos compañeros becarios. El nombre se lo debemos al semialaejano Ángel: “El Gran Becario”. Como veis, no es muy original, pero a esas horas, con la tripa llena y el cuerpo y la mente cansados, no hay mucha lucidez.

El programa televisivo se basa, como su propio nombre indica, en un grupo de becarios (y miembras becarias), que luchan por conseguir un puesto en un medio de comunicación. La propia empresa los vigila vía cámara oculta, lo cual resulta muy divertido porque permite al telespectador adentrarse en el turbio mundo de los trepillas y demás topos autóctonos: cómo piensan, cómo actúan, cómo manipulan, cómo las pasan canutas, etc. Además, será el público quien decida quién se queda y merece un contrato indefinido. También existe un segundo ganador que obtendría un ansiado contrato temporal. En el último puesto del podio, un tercer becario lograría unas bonitas sustituciones por maternidad y en horario nocturno.

En cuanto al jurado, cómo no, no podrían faltar los profesionales fijos que harían las veces de polis buenos y polis malos. Sobre todo los malos, ya que éstos suben la audiencia cual espuma del mar efervescente, con sus comentarios jocosos e hirientes a nuestros pobres y sometidos becarios. ¿Quién conseguirá hacerse hueco en este despiadado y trepidante (lo de ‘trepidante’ esconde un mensaje entre líneas, no creáis que no) mundo del periodismo?. ¿Conseguirán nuestros becarios hacerse con los programas y con las miles de historias y retos a los que tendrán que enfrentarse cada día?. ¿Quién será expulsado debido a su descarada incompetencia?. ¿Surgirá una imposible y bonita historia de amor?. ¿Habrá quizás alguna deserción?. ¿A quién se le verá el plumero antes?. ¿Quién hará de su arte sirviendo cafés una profesión?

Todas estas interrogantes y muchas más, de lunes a viernes, de sol a sol, fines de semana posiblemente también.

Próximamente. Estreno en televisión.


P.D.: La foto, de aquí. Molto gracie.

lunes, 19 de mayo de 2008

Otra de Schumachers y Alonsos fallidos


Ya sabéis, me aburro bastante en los colapsos de los túneles en hora punta (¿Hay alguna hora en Madrid que no sea "punta"?, pregunto al aire contaminado). Así que me pongo a analizar con ánimo de criticar y ofender los coches que avanzan lentamente junto a mí. Unos hacen sudokus; bien, pues yo hago esto.

Uno de los perfiles automovilísticos que más hilaridad y rechazo me infundan (a partes iguales), es el del Alonso fallido. Pobrecito. Os lo explicaré.
Se trata de ese piloto kamikaze, obviamente asiduo de los adelantamientos fraudulentos por la derecha y demás, que busca destacar en la selva de la autopista a través de su "aspecto físico". Hablo de las pintas que lleva su auto con complejo de bólido de F1 también fallido. Resulta que, a falta de "sponsors", llena su coche tan digno de serie de toda la retahíla típica, cutre y chabacana de pegatinas. Sí, sí, ya sabéis a cuáles me refiero, no hace falta que las describa. Simplemente las nombraré y os vendrán a la imaginación. Que conste que el sujeto al que me refiero las lleva todas, no se deja ni una: El diablillo travieso y gracioso, el dragón de malote, los tribales de rigor, las letras chinas que a saber qué quieren decir si es que tienen algún significado, el bebé también traviesillo y regordete, la odiosa colección de margaritas-guru en todos sus tamaños, colores y versiones... Incluso la de "Bebé a bordo", a pesar de que es soltero y no tiene sobrinos siquiera, pero bueno. Y algunas más que me dejo en el tintero porque ahora mismo no las recuerdo.

Todas estas pegatinas las lleva acumuladas en la parte trasera del coche, y la verdad, desconozco cómo se las arreglará para ver por el espejo retrovisor central.
Pero, a fin de cuentas, también es cierto que todo esto sale mucho más barato que tunear el coche; y además, sirve como ahuyentador para que el resto aumentemos la distancia de seguridad, por si se nos pega alguna pegatina "original" de las que abundan en su mancillada carrocería. ¿Y qué me decís de ese toque de clase y personalidad que le da? Uff... un coche inconfundible. Qué derroche de creatividad e ingenio.

Lo bueno es que cuando le pierdes de vista y al de un rato le vuelves a alcanzar y a adelantar porque el torpe de él se ha quedado atascado en el carril derecho en una de sus demostraciones de destreza ahora también fallida. Entonces, mientras pasas al lado de él y observas su careto inconfundible de dominguero, ríes por dentro estilo amigo gamberro de Bart -ja, jaaaa-. Sin embargo, -¡oh, Dios!-, te das cuenta también de que en tu vil y cruel descripción te has olvidado de un elemento esencial e imprescindible: los dados colgados del espejo retrovisor.
El súmmun de la originalidad. El colmo del culto a la personalidad.
¡Ah! Sobra decir que, a falta de dados, también valen las pelotitas tipo bola de espejos estilo discoteque. Son igual de originales e innovadoras. Los muñequitos de Elvis que un anuncio televisivo puso tan de moda, ídem. Así como Nengs o demás Chiquilicuatres.

Asi que ya está el equipo al completo: "sponsors" y accesorios "tuñing" + Conducción temerariamente dominguera + Careto tipo.

¡Precausión amigo conductor! Y ya sabe, si quiere distinguirse de entre la gris y sosa plebe de serie, ponga una pegatina en su vida. O dos. O tres. O más. Creo que es como una droga.

Reflexión póstuma: Cavilando, cavilando (en vez de estar estudiando), he llegado a la conclusión de que quizá este personaje refleje a través de sus pegatinas los tatuajes que siempre se quiso tener y que nunca se atrevió a hacer. Seguiré investigando.

sábado, 26 de abril de 2008

La fe está ahí fuera


A veces, simplemente, esperamos a que las cosas se solucionen por sí solas.

Nos sentamos y miramos la pantalla del ordenador, impotentes y sin hacer nada, esperando a que el virus se marche amablemente por donde entró, sin causar más molestia.
O como cuando confiamos en que una crema mágica supersónica efecto spa con txilit-bang-la-grasa-se-va-en-un-txas solucionará la desidia corporal y celulítica de varios años. O como cuando somos incapaces de tomar una decisión y lo echamos a suertes, confiándoselo al horóscopo o al zodiaco de los ángeles, que al parecer tienen una línea telefónica muy cara -claro, la conexión con el cielo no sale gratis-, y que aparece en televisión sólo a determinadas horas. O como cuando depositamos todas nuestras esperanzas e ilusiones en un equipo de fútbol.

Supongo que forma parte de la pasividad innata humana. Pura inercia a no hacer nada. A esperar a que escampe, a esperar esa llamada, una mirada, una palabra. Una señal.
Es cierto que a veces es mejor no hacer nada, pero otras, en cambio, somos conscientes de la necesidad de actuar, de tomar parte activamente en el sino de nuestras vidas y, sin embargo, nos sentimos paralizados.

Y no hacemos nada, salvo esperar.

La gente quiere creer. Y es que siempre ha resultado mucho más fácil creer que pensar. Creer en cosas como que hay un ángel de la guarda que nos protegerá incondicionalmente, creer en que el bótox nos devolverá nuestra juventud sin arrugas (y sin expresión alguna). Creer que eso no ocurrirá porque no está escrito en nuestro Destino, con mayúscula. Creer que ese yogur minúsculo nos reparará de las horas de sueño perdidas. Creer que nos elegirán a nosotros de entre todos los del casting porque somos especiales y eso el jurado tiene que saber apreciarlo. Creer en aquello de "sin azúcar", "100% natural" o "páguelo en cómodas cuotas". Creer que ese político quiere nuestro bienestar.

Creer, en definitiva, que la baba de caracol es el elixir de la vida.

A estas alturas, yo me pregunto en este momento de trascendente escepticismo: ¿Quién dijo aquello de la crisis de fe en la sociedad actual??

...

jueves, 24 de abril de 2008

Luces y cámaras para María Francisca

Se llama María Francisca Mérida Campos. Nos cuenta emocionada que a las 20.45h leerá el trozo de la novela de Cervantes que le corresponde. Reservó su turno de lectura hace más de tres semanas. Se puede hacer por teléfono y por internet, nos explica. Dice ser escritora de novelas, poesía, guiones cinematográficos, cortos... de todo. Lleva un tiempo sin publicar porque ha tenido "problemas de plagios". Prosigue el relato de su historia afirmando ser "una escritora tardía". Y es que nos revela que su verdadera profesión es "enfermera psiquiátrica" (sic).

María Francisca es una persona afable, viene y va por el Círculo de Bellas Artes de Madrid como si estuviera en su casa. La gente la mira al pasar debido a su extraño maquillaje. Lleva los ojos (y parte de la cara) pintados de negro, en su totalidad. Ni Amy Winehouse con su peor borrachera psicotrópica se hubiera pintado así. Sin embargo, la expresión de su rostro no provoca rechazo; pero tampoco admiración ni comprensión entre la masa gris que acude al evento. Las miradas van de aquí para allá en busca del ministro de turno o el personaje mediático del día. Los flashes no reparan en la figura atípica de María Francisca.

Toma un café y charla con quien tiene a su alrededor como si le conociera de toda la vida. Sólo necesita una excusa. "¿Podría darme usted la hora por favor?". Tan sólo un pretexto, una señal de que la están escuchando, de que hay alguien que la toma en serio, alguien con quien puede compartir sus ilusiones y deseos.

A los cinco minutos de la breve charla nos confiesa ser soltera y sin hijos. Y que vive sola. Pero no lo dice para darnos pena, es más, su confesión parece reafirmarla en su convicción por disfrutar de la vida. Cada día. A través de la literatura que tanto ama, por ejemplo. Sonríe.
Dentro, en el salón donde se procede a la lectura pública (más mediática y protocolaria que pública, seamos honestos) de El Quijote, se oyen aplausos y los periodistas codean y pisan a sus semejantes por lograr una declaración exclusiva del político de moda.

Nuestra Dulcinea particular, se mantiene al margen, sabe de sobra que no hay luces ni contemplaciones para ella.
Quizá, después de todo, tras ese maquillaje extremadamente gótico y esa fantasía novelesca, haya algo creíble en ella: su soledad.


Feliz dia del libro.


martes, 22 de abril de 2008

Urgen periodistas sin cerebro ni criterio. Remunerado.


Hoy me limitaré simplemente a difundir esta genial viñeta de Pepe Medina, aparecida hoy en Público. Hay asuntos que es mejor tomárselos con humor, como el caso que hoy nos atañe, el de la nueva moda de convocar a todos los medios para que nos graben y estar así a la orden de la agenda setting; pero eso sí, calladitos y que no molesten. Es tan hipócrita como los famosos casposos que venden su miseria al diablo y luego piden dignidad y que no trafiquen "con su vida privada", lo cual nos lleva a la conclusión de que cuando te venden la exclusiva sus bolsillos están vacíos y que cuando se hacen los interesantes, entonces están viviendo tiempos de efímera opulencia.

Volviendo a la prensa seria, ¿cuándo van a plantarse los jefecillos de los periodistas para que no envíen ni un sólo becario a cubrir un acto apestosamente publicitario? ¿No es el colmo de la contradicción eso de "rueda de prensa sin preguntas"? Lo es, no cabe duda. Pero además de una sinrazón en toda regla, es una falta total de respeto y un insulto hacia los periodistas. ¿Por qué los profesores de Ética y Deontología no se meten con esto? ¿Por qué no dejan de tirar piedras al tejado y ofrecen alguna solución al respecto en vez de sermonearnos con lo malos que somos? Ais...

Quiero pensar que esta noticia, leída también en Público, es una gran errata o un mal sueño:

"China ha lanzado una campaña de educación diseñada para acabar con el apoyo al Dalai Lama y a cualquier movimiento separatista. El periódico Tibet Daily anunció ayer que el objetivo de la campaña es "unificar el pensamiento de las autoridades y el de las masas"".


Ciertamente, tanto Orwell como Huxley se quedaron cortos.

lunes, 21 de abril de 2008

Orgullosos de su "estrellita"


Ahí van. Con su coche tan impoluto y brillante. Han estado todo el domingo limpiándolo como jamás se han lavado ellos mismos, ajenos a toda sequía. Así, es lógico y comprensible que cuando una paloma deposita inocentemente sus excrementos en la flamante carrocería del súperdescapotable, su dueño ponga el grito en el cielo.

Y parece que el lunes aún le dura el cabreo, cuando acelera justo cuando tú vas a adelantarle. Entonces se le dibuja esa estúpida sonrisa de cuestionable satisfacción. Se cree un auténtico dios porque con sus 200 y pico cv te ha adelantado por la derecha, a ti, humilde dieselón de 9o cv.

Wow. ¡Qué tio! Me he quedado a cuadros, sí, señor. Qué garra, qué control del volante, qué (pre)potencia... Y la gente aplaudiendo a Alonso, si es que no hay derecho.
Y ese control... Ese frenazo de 100 a 0 en medio microsegundo porque ávidamente te has percatado de un rádar y pasas de que te pillen (yendo a 60km/h por el carril de la izquierda, en fin). No se te escapa una, eres el terror de las nenas. Qué crack (aplausos).

Pero, lo mejor de todo es cómo te quitas ineptos de la carretera, ¿eh? Cómo les apuntas con tu estrellita, cual punto de mira amenazador, te pones a menos de tres centímetros del coche que te precede como diciéndole que se aparte, que vas tú. Y que la carretera es tuya.

Y mientras tanto tú, asombrado de lo mucho que madrugan los necios, te apartas resignado para observar inmediatamente después cómo la estrellita vuelve al carril derecho y reduce tanto la velocidad que no te queda otro remedio que adelantarle. Sabiendo que en cuanto "te huela" pisará el acelerador para que no puedas con él. Y así sucesivamente. Es absurdo, pero abundan personajes que no tienen nada más de qué fardar y se entretienen así.

En fin, nos vemos en el Lejano, Lejano Oeste.

Invito yo.



PieDefoto: Podría ser la "txafi", haré un fotomontaje próximamente (en mi próxima vida, quizás). Pero no es, todo es una farsa, para qué engañaros, lo he cogido de aquí. Gracias por no delatarme, una vez más.

domingo, 23 de marzo de 2008

De ingenieras sanitarias y necios solemnes

Son las 22.45 horas de la que ha sido –y aún es-, una larga jornada electoral. Loli y María esperan a que salgan todos para poder entrar a limpiar las dos salas del colegio público que ha permanecido abierto todo el día para que los vecinos fueran a votar. Los presidentes, vocales  y funcionarios que han permanecido allí toda la jornada tardan en marcharse. Pasan de una sala a la otra y ellas no pueden hacer otra cosa que no sea esperar.

Por fin, comienzan a salir fuera y se ponen rápidamente manos a la obra. Su función es eliminar todo rastro de “democracia humana”, papeletas, botellines de agua, papeles y más papeles… Y dejar todo impecable, perfecto para que mañana a primera hora los niños no perciban que sus papás estuvieron allí ejerciendo el derecho al voto.

Son las 00.00h, y ellas limpian con brío, ajenas a la fiesta postelectoral y a todo análisis que no sea el que afecta exclusivamente a sus bolsillos. Cuando procede e interesa, los políticos y demás defensores acérrimos del lenguaje políticamente correcto las llaman “ingenieras sanitarias” o ridiculeces ofensivas por el estilo, pero el caso es que cuando ellas les han dado las buenas noches a los señores y señoras que han presidido la mesa electoral, éstos no han respondido a su saludo. No es que muestren desprecio… Es pura indiferencia. O quizá sí que haya cierto desprecio, quizá exista ese sentimiento guardado en lo más hondo y oscuro de nuestro ser que nos hace pensar que estamos por encima de algunas personas. Uno de ellos bromea –sin pizca de gracia al parecer de Loli y María-, y mientras esboza una sonrisa de señorito relamido dice: “Creo que tenemos que hacer de nuevo el recuento…” Y prosigue ante la mirada impaciente y contenida de las limpiadoras: “Tendréis ganas de iros, ¿no?”; “Pues sí”, responde Loli, guardando las formas como podía, a esas horas-, “Pues nosotros también tenemos ganas de irnos, ¿eh? Nosotros también”. Pues muy bien, piensan ellas para sí. Aunque quizá él no tenga que levantarse a las seis de la mañana. Cogen el carrito y esquivan las bromas inoportunas del señorito “prepotencia jocosa”. Se nota que está contento y con ganas de vacilar un poquito; se conoce que su partido habrá obtenido los resultados que ansiaba.

Son las 00.20h, y una de ellas rompe el silencio hasta ahora protagonizado por el vaivén de las fregonas. “Nos tratan como si fuéramos un cero a la izquierda”, sentencia María, mientras va de un lado para otro, con garbo e imparable, seguida de la fregona. Loli replica: “Son ellos los que deberían sentirse así por tener tan poca educación”. Y es que no es la primera vez que las miran por encima del hombro. La especie humana es tan inepta e imbécil que dependiendo del uniforme o “la pinta” que lleves te tratan de una manera u otra. Igualmente, actuamos diferente si llevamos un uniforme que un “traje de luces”, como llama María a su vestimenta azul de limpiadora. Así, son muchos los que se creen dueños de la máxima autoridad o respeto por llevar un uniforme de vigilantes, y son muchos los que faltan el respeto a personas que están ganándose la vida honradamente sólo porque portan una fregona y un plumero en lugar de una porra o una corbata.

Así las cosas, Loli y María terminan su tarea de limpieza nocturna y suspiran aliviadas porque hasta dentro de otros cuatro años no tendrán que volver a limpiar un colegio electoral a altas horas de la noche de un domingo. Y todo a cambio de una miseria. Después de todo, ambas concluyen que lo que más ha subido de precio en los últimos años no ha sido ni la leche ni la carne de cerdo. Lo que más se ha encarecido en la sociedad ha sido el saludo.

 

Es la una de la madrugada. Que tengas ustedes muy buenas noches. Mensaje gratuito por cortesía de Amaia Santana Zorrilla.