Así, si no compartes tus fotos con la gente, pierdes el contacto con esta gente. Si no haces lo que todos, eres un bicho raro y un antisocial, y si te sales del molde de ‘gran hermano x al cubo’ y demás parafernalia, eres un listillo o un desfasado. Y si no dices nada de casi nada… Entonces la gente se temerá lo peor. Lo más bonito será etiquetarte de ‘tímido’, pero cualquier paso en falso puede llevarte a etiquetas mucho menos atractivas como ‘freaky’, por ejemplo.
Ya lo dice una gran teoría del marketing y de la publicidad: ‘KISS: Keep it simple, stupid’. Es decir, que si un día te caes, eres un torpe. Si te pillan dos veces bebiendo una ‘mirinda’ de naranja, entonces te dirán: “Siempre tomas mirinda de naranja”. Claro. Siempre.
Las impresiones a priori fallan, aunque no siempre. A veces cinco minutos con alguien nos llevan a un etiquetaje certero… Pero por lo general, la gente agradece que te esfuerces en ser puro y explícito. No nos gusta que nos descoloquen, eso nos hace desconfiar. Es decir, que no puedes llevar un día un periódico y otro día, otro diario del extremo ideológico contrario. Eso no vale. No vale despistar. Todos quieren que te centres. Estás más guapo así y la vida se te hace más sencilla, a la larga.
En fin, cada cual tiene sus manías y sus formas de ver la vida. ¿Habéis visto que frase tan insustancial y ecuánime? No dices nada, pero inconcientemente quedas bien. Con todos. Y todas. Porque luego están los eufemismos, ese lenguaje de lo políticamente correcto que menos claro y transparente, es cualquier cosa.
Pero en fin, ese es otro extenso tema para el que ahora mismo no estoy capacitada mentalmente… Actualmente, me encuentro en otra fase-etapa-ciclo lunar de mi vida, diferente. Toca experimentar lo que es un lunes al Sol, y un martes de xirimiri, quemar cartuchos con la láser para que tu foto en el currículo de una buena impresión, toca deambular, tomar café hasta las 11h y coca-cola a partir de las 12h en bares desconocidos, rogar al GPS, atar cabos sueltos o mejor dicho, comenzar por buscar esos cabos.
El tiempo se transforma tan incierto como tus circunstancias.
Y entonces, las etiquetas se convierten en un recurso. Antes se llamaban prejuicios, hoy, tenemos bastante más prisa.
Pero, ante este panorama, calma, periodista imberbe. No debemos desistir, debemos sacar a relucir nuestra frescura y juventud, ese elixir efímero que nos hará invencibles, luchar por contrastar, por contradecir, por crear controversia y debate. Luchar, al fin y al cabo, por un periodismo serio que vaya más allá del teletipo oficial. Ser críticos y todo eso.
Para que los políticos luego no nos manipulen. Eso sí, el día de las elecciones, id a votad. A quien sea. Pero votad. No os salgáis del rebaño. No tanto. Un poquito más a la izquierda, un pelín más a la derecha. Ahí está. Perfecto. Sonríe. Dí: “Patata”.
Nota de la traductora: Sé finí la vida de becaria. Ahora ya soy una mujer adulta, lisensiada y parada. Como Dios manda. Ahora, toca buscarse la vida. Y si soy honesta y sincera, os lo confesaré: Me da una pereza terrible…
Otro brindis por todo el equipo de antena3noticias.com y los lares multimedia!
¡Un placer, señores! ¡Gracias por todo!!
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