Antes de que algún listo/lista se apropie de la idea (una también tiene sus mecanismos, como la SGAE), presento aquí un boceto para un reality, surgido en pleno brainstorming en el café de sobremesa con mis queridos compañeros becarios. El nombre se lo debemos al semialaejano Ángel: “El Gran Becario”. Como veis, no es muy original, pero a esas horas, con la tripa llena y el cuerpo y la mente cansados, no hay mucha lucidez.
El programa televisivo se basa, como su propio nombre indica, en un grupo de becarios (y miembras becarias), que luchan por conseguir un puesto en un medio de comunicación. La propia empresa los vigila vía cámara oculta, lo cual resulta muy divertido porque permite al telespectador adentrarse en el turbio mundo de los trepillas y demás topos autóctonos: cómo piensan, cómo actúan, cómo manipulan, cómo las pasan canutas, etc. Además, será el público quien decida quién se queda y merece un contrato indefinido. También existe un segundo ganador que obtendría un ansiado contrato temporal. En el último puesto del podio, un tercer becario lograría unas bonitas sustituciones por maternidad y en horario nocturno.
En cuanto al jurado, cómo no, no podrían faltar los profesionales fijos que harían las veces de polis buenos y polis malos. Sobre todo los malos, ya que éstos suben la audiencia cual espuma del mar efervescente, con sus comentarios jocosos e hirientes a nuestros pobres y sometidos becarios. ¿Quién conseguirá hacerse hueco en este despiadado y trepidante (lo de ‘trepidante’ esconde un mensaje entre líneas, no creáis que no) mundo del periodismo?. ¿Conseguirán nuestros becarios hacerse con los programas y con las miles de historias y retos a los que tendrán que enfrentarse cada día?. ¿Quién será expulsado debido a su descarada incompetencia?. ¿Surgirá una imposible y bonita historia de amor?. ¿Habrá quizás alguna deserción?. ¿A quién se le verá el plumero antes?. ¿Quién hará de su arte sirviendo cafés una profesión?
Todas estas interrogantes y muchas más, de lunes a viernes, de sol a sol, fines de semana posiblemente también.
Próximamente. Estreno en televisión.
El programa televisivo se basa, como su propio nombre indica, en un grupo de becarios (y miembras becarias), que luchan por conseguir un puesto en un medio de comunicación. La propia empresa los vigila vía cámara oculta, lo cual resulta muy divertido porque permite al telespectador adentrarse en el turbio mundo de los trepillas y demás topos autóctonos: cómo piensan, cómo actúan, cómo manipulan, cómo las pasan canutas, etc. Además, será el público quien decida quién se queda y merece un contrato indefinido. También existe un segundo ganador que obtendría un ansiado contrato temporal. En el último puesto del podio, un tercer becario lograría unas bonitas sustituciones por maternidad y en horario nocturno.
En cuanto al jurado, cómo no, no podrían faltar los profesionales fijos que harían las veces de polis buenos y polis malos. Sobre todo los malos, ya que éstos suben la audiencia cual espuma del mar efervescente, con sus comentarios jocosos e hirientes a nuestros pobres y sometidos becarios. ¿Quién conseguirá hacerse hueco en este despiadado y trepidante (lo de ‘trepidante’ esconde un mensaje entre líneas, no creáis que no) mundo del periodismo?. ¿Conseguirán nuestros becarios hacerse con los programas y con las miles de historias y retos a los que tendrán que enfrentarse cada día?. ¿Quién será expulsado debido a su descarada incompetencia?. ¿Surgirá una imposible y bonita historia de amor?. ¿Habrá quizás alguna deserción?. ¿A quién se le verá el plumero antes?. ¿Quién hará de su arte sirviendo cafés una profesión?
Todas estas interrogantes y muchas más, de lunes a viernes, de sol a sol, fines de semana posiblemente también.
Próximamente. Estreno en televisión.
P.D.: La foto, de aquí. Molto gracie.
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