sábado, 26 de abril de 2008

La fe está ahí fuera


A veces, simplemente, esperamos a que las cosas se solucionen por sí solas.

Nos sentamos y miramos la pantalla del ordenador, impotentes y sin hacer nada, esperando a que el virus se marche amablemente por donde entró, sin causar más molestia.
O como cuando confiamos en que una crema mágica supersónica efecto spa con txilit-bang-la-grasa-se-va-en-un-txas solucionará la desidia corporal y celulítica de varios años. O como cuando somos incapaces de tomar una decisión y lo echamos a suertes, confiándoselo al horóscopo o al zodiaco de los ángeles, que al parecer tienen una línea telefónica muy cara -claro, la conexión con el cielo no sale gratis-, y que aparece en televisión sólo a determinadas horas. O como cuando depositamos todas nuestras esperanzas e ilusiones en un equipo de fútbol.

Supongo que forma parte de la pasividad innata humana. Pura inercia a no hacer nada. A esperar a que escampe, a esperar esa llamada, una mirada, una palabra. Una señal.
Es cierto que a veces es mejor no hacer nada, pero otras, en cambio, somos conscientes de la necesidad de actuar, de tomar parte activamente en el sino de nuestras vidas y, sin embargo, nos sentimos paralizados.

Y no hacemos nada, salvo esperar.

La gente quiere creer. Y es que siempre ha resultado mucho más fácil creer que pensar. Creer en cosas como que hay un ángel de la guarda que nos protegerá incondicionalmente, creer en que el bótox nos devolverá nuestra juventud sin arrugas (y sin expresión alguna). Creer que eso no ocurrirá porque no está escrito en nuestro Destino, con mayúscula. Creer que ese yogur minúsculo nos reparará de las horas de sueño perdidas. Creer que nos elegirán a nosotros de entre todos los del casting porque somos especiales y eso el jurado tiene que saber apreciarlo. Creer en aquello de "sin azúcar", "100% natural" o "páguelo en cómodas cuotas". Creer que ese político quiere nuestro bienestar.

Creer, en definitiva, que la baba de caracol es el elixir de la vida.

A estas alturas, yo me pregunto en este momento de trascendente escepticismo: ¿Quién dijo aquello de la crisis de fe en la sociedad actual??

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