lunes, 19 de mayo de 2008

Otra de Schumachers y Alonsos fallidos


Ya sabéis, me aburro bastante en los colapsos de los túneles en hora punta (¿Hay alguna hora en Madrid que no sea "punta"?, pregunto al aire contaminado). Así que me pongo a analizar con ánimo de criticar y ofender los coches que avanzan lentamente junto a mí. Unos hacen sudokus; bien, pues yo hago esto.

Uno de los perfiles automovilísticos que más hilaridad y rechazo me infundan (a partes iguales), es el del Alonso fallido. Pobrecito. Os lo explicaré.
Se trata de ese piloto kamikaze, obviamente asiduo de los adelantamientos fraudulentos por la derecha y demás, que busca destacar en la selva de la autopista a través de su "aspecto físico". Hablo de las pintas que lleva su auto con complejo de bólido de F1 también fallido. Resulta que, a falta de "sponsors", llena su coche tan digno de serie de toda la retahíla típica, cutre y chabacana de pegatinas. Sí, sí, ya sabéis a cuáles me refiero, no hace falta que las describa. Simplemente las nombraré y os vendrán a la imaginación. Que conste que el sujeto al que me refiero las lleva todas, no se deja ni una: El diablillo travieso y gracioso, el dragón de malote, los tribales de rigor, las letras chinas que a saber qué quieren decir si es que tienen algún significado, el bebé también traviesillo y regordete, la odiosa colección de margaritas-guru en todos sus tamaños, colores y versiones... Incluso la de "Bebé a bordo", a pesar de que es soltero y no tiene sobrinos siquiera, pero bueno. Y algunas más que me dejo en el tintero porque ahora mismo no las recuerdo.

Todas estas pegatinas las lleva acumuladas en la parte trasera del coche, y la verdad, desconozco cómo se las arreglará para ver por el espejo retrovisor central.
Pero, a fin de cuentas, también es cierto que todo esto sale mucho más barato que tunear el coche; y además, sirve como ahuyentador para que el resto aumentemos la distancia de seguridad, por si se nos pega alguna pegatina "original" de las que abundan en su mancillada carrocería. ¿Y qué me decís de ese toque de clase y personalidad que le da? Uff... un coche inconfundible. Qué derroche de creatividad e ingenio.

Lo bueno es que cuando le pierdes de vista y al de un rato le vuelves a alcanzar y a adelantar porque el torpe de él se ha quedado atascado en el carril derecho en una de sus demostraciones de destreza ahora también fallida. Entonces, mientras pasas al lado de él y observas su careto inconfundible de dominguero, ríes por dentro estilo amigo gamberro de Bart -ja, jaaaa-. Sin embargo, -¡oh, Dios!-, te das cuenta también de que en tu vil y cruel descripción te has olvidado de un elemento esencial e imprescindible: los dados colgados del espejo retrovisor.
El súmmun de la originalidad. El colmo del culto a la personalidad.
¡Ah! Sobra decir que, a falta de dados, también valen las pelotitas tipo bola de espejos estilo discoteque. Son igual de originales e innovadoras. Los muñequitos de Elvis que un anuncio televisivo puso tan de moda, ídem. Así como Nengs o demás Chiquilicuatres.

Asi que ya está el equipo al completo: "sponsors" y accesorios "tuñing" + Conducción temerariamente dominguera + Careto tipo.

¡Precausión amigo conductor! Y ya sabe, si quiere distinguirse de entre la gris y sosa plebe de serie, ponga una pegatina en su vida. O dos. O tres. O más. Creo que es como una droga.

Reflexión póstuma: Cavilando, cavilando (en vez de estar estudiando), he llegado a la conclusión de que quizá este personaje refleje a través de sus pegatinas los tatuajes que siempre se quiso tener y que nunca se atrevió a hacer. Seguiré investigando.