¿Oyen descorcharse botellas de celebración? No se precipiten en su respuesta. Medítenlo. No vienen de la fiesta de Federer. No es José Luis Moreno porque han atrapado al asaltante que le atacó con gran violencia. Tampoco los colegas del detenido que han logrado escaquearse de la chapuza en la casa de aquel ventrílocuo.
No.
Es el sistema en sí (hoy me he levantado punki: ¡okupa y resisteee!). El sistema judicial. El burocrático-administrativo. Las Fuerzas de Seguridad. El gobierno. Los portavoces 'planetarios' del presidente. Los asesores, los sastres y los trovadores gubernamentales. Oficiales y oficiosos.
Hace unos días oí en el telediario –hasta hoy no he podido salir del shock para compartir el trauma con ustedes-, una noticia con aparente final feliz que, dada la novedad, inflaron hasta lo humanamente digestible y casi me dieron ganas de montar un sarao en casa dado el despliegue informativo-festivo.
Resulta que sí, que al final han detenido al asaltante de José Luis Moreno. Perfecto. Todos dormiremos un poco más tranquilos hoy. La periodista dice –eso sí, en una pudorosa voz en off-, que la rápida detención ha sido posible gracias a que Moratinos firmó hace poco no sé qué tratado de colaboración en no sé muy bien qué país del Este –información precisa y rigurosa, no me lo negarán-. Ese acuerdo ha debido de facilitar todo de tal manera que invita a pensar que el criminal se entregó voluntariamente implorando perdón de Dios entre lágrimas de arrepentimiento.
Luego también se comenta, restando importancia subliminalmente, que el tipo en cuestión ya fue capturado y condenado a prisión pero que, al parecer, “consiguió salir debido a un error judicial”. No quiero incidir en mi afán picajoso, pero... como diría mi amiga Saralegi, “What the fuck??”.
Sí. Han vuelto a colgarse medallas a diestro y siniestro. Un brindis por ese error judicial. No hay mal que por bien no venga, Peláez.
Pero la cosa no acaba ahí. Aparece un agente muy solemne y uniformado que explica orgulloso ante la cámara la detención “casi en tiempo récord”.
A estas alturas, supongo que los muñecos de Moreno se habrán quedado sin habla.
He aquí una lección de Periodismo para principiantes: “que la realidad no te estropee un buen titular”.
En fin, será que soy una pesimista sin remedio ni causa y que siempre ve “errores judiciales” en lugar de alegres y diplomáticos tratados express y detenciones en tiempo récord.
¿Oyen esas risas?
Son del capullo que le dio la paliza a Moreno. O de cualquier otro indeseable que obtiene impunidad gratuita gracias a nuestra nefasta hipocresía del que dirán y del todos somos igual de buenos y amiguitos.
Pie de foto: Astrit Bushi, presunto líder de la banda que agredió a Moreno. Gracias por dejarme sustraer esta foto de aquí.
lunes, 8 de junio de 2009
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