El primer paso es reconocerlo: me estoy aficionando al publirreporterismo. Puro y duro. Atrás quedaron los años teóricos y felices, sobre la objetividad, la imparcialidad y otras ideas románticas de las que tan bien se nos daba hablar y garabatear en los exámenes.
Aquellos maravillos años en los que Madoff no era un nombre a tener en cuenta en los farragosos test de actualidad y la palabra crisis se asociaba al crack de 1929. Fíjense.
Quién te ha visto y quién te ve, pequeña y bochornosa discípula.
El caso es que quiero reseñarles, por si alguien estuviera interesado, el nuevo chubasquero de patata que ha puesto a la venta Greenpeace por el módico precio de 21 euros.
Lo mejor de todo es que si te cansas de él, puedes plantarlo. No me digan que no es una maravilla. Lo digo en serio. Un pequeño paso para el tubérculo, un gran salto para la moda y el consumismo. Moda de usar y plantar. ¡Me encanta! O sea.
¿A qué espera? ¡Adquiera ya uno de estos chubasqueros y póngase a resguardo de la lluvia ácida y el napalm!
Pie de foto: De la web de la tienda de Greenpeace. Muchas gracias.
martes, 29 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Me recuerda a la leyenda urbana de aquel al que le salió una mata de tomate en un empaste. Hasta aquí puedo leer.
Una vez en un viaje a Londres con compañeros/as de Universidad descubrimos que en la 'suite' de nuestro 'hostel' (después salió la peli de terror) crecían setas variopintas. Y eso de urbano tenía mucho, pero de leyenda, doy fe, nada.
Seguiremos informando ;-)
Saludos,
Publicar un comentario