martes, 6 de enero de 2009
Show must go on
Como diría mi venerable Fito, "y es que no tengo nada que decir... no tengo nada que decir..."
Simplemente, quería despojar del blog todo adorno navideño. Si no, ya me veo venir: llegamos a marzo y ahí sigue el '¡Feliz año piojosos!', y no hay nada que repugne tanto como la típica película hogareña de apestosa Navidad emitida en verano, ¿no están conmigo? Pues eso. Dejemos el agua correr y que caiga lentamente hacia el olvido todo atisbo navideño.
Quito con asco los espumillones y el roñoso árbol y pienso: pronto dejan de gustarme estas fiestas, en fin, quizá a los 40 me de por disfrazarme de Mamá Noël -por favor, maténme si se da el caso, la dignidad es lo primero-, o por ir a la cabalgata de Reyes a pelearme con la tercera edad por un puñado de caramelos caducados, armada de paragüas tamaño familiar, punta de acero y despojada de escrúpulos. Quizá un año de éstos vuelva a creer en el espíritu navideño patrocinado por el Corte Inglés pero, "a día de hoy" -como diría mi querida Saralegi andereñoa-, lo veo harto improbable.
Comprobar cómo la gente pierde los papeles comprando cosas -la crisis es un concepto bastante abstracto-, que se devolverán al día siguiente formando colosales colas, encontrar un maldito Papa Noël yanqui en el roscón de Reyes o recibir sólo tres mensajitos navideños en el móvil y que los tres sean idénticos -la globalización imparable llega a sitios insospechados y el SMS era, para más inri, una asquerosa cadena del tipo "si no lo mandas a no sé cuántos tendrás mala suerte, bastarda", seguro que la cadena la empezó una teleoperadora-, pues no ayuda a que recupere la ilusión. Aunque también es cierto que cosas más raras se han visto.
Dicho esto, como soy una mujer adulta y serena, voy a jugar con los regalos de los Reyes ;-)
Este año tampoco ha caído el Audi, pero en eso sí que no pierdo la fe.
¡Ciao, corazones!!
Good night & Good luck
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