Cada vez que salía el sol le entraba la prisa, como si temiera que de un instante a otro fuera a llover. "Se está nublando por allí". Y corría a descolgar la ropa. Siempre precabida. Corría a pasear, a disfrutar de los breves y escurrizos rayos de calor que podían desaparecer en cualquier momento.
Y lo cierto es que sus pronósticos nunca fallaban. Siempre acertaba. Incluso cuando no había ningún indicio de que el dia fuera a torcerse, ella estaba alerta. Mientras, en la ciudad la gente miraba con indiferencia el sol, protegiéndose con gafas y gorras. A nadie le interesa especialmente la continuidad del sol un triste dia de "entre semana". Pero ella era diferente, podía parecer algo paranoica, sí; pero nunca me atreví a poner en duda sus predicciones metereológicas.
Cuando los nubarrones comenzaban a juntarse estratégicamente con el objetivo de conspirar contra el sol, entonces ella se ponía aún más nerviosa. Entonces actuaba de una manera presuntamente irracional. Caminaba a toda prisa, segura de sí misma... Nunca supe a dónde se dirigía, nunca la seguí.
Quizá caminara hacia ninguna parte. ¿O querría tal vez alcanzar el Infinito para estar siempre cerca del sol?
miércoles, 11 de abril de 2007
Escalera hacia ninguna parte...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario