miércoles, 27 de enero de 2010

Oda a los caniches paranoicos e hipocondríacos


Aviso a navegantes: Se empieza vistiendo al perrito con un chubasquero de vivos colores porque si se moja lo pone todo perdido y la última vez se constipó y luego pegó el virus al resto de la 'familia'. Luego le da pereza cortarle el pelo y una vez en la peluquería, la asesora de estética canina le aconseja un alisado japonés. A su perrita, no a usted (usted, péinese). Luego se lo lleva a un reality para mascotas superdotadas y tras su nominación y posterior expulsión del show... Toca llevar al chucho a la terapia.

- Hola, soy Daisy y sufro una crisis de identidad.
- Guau, guau, Daisy.
- No sé quién soy, con estos pelos y este jersey amarillo chillón y fucsia. El otro día... el otro día -sniff-,...
- Guauuu, Daisy, cuéntanos.
- Mi dueña me llevó al Spa. Me puso a remojo entre muchas burbujas y muchos perros que no conocía de nada. Fue absolutamente embarazoso.
- ¿Y cómo te sentiste, Daisy?
- Pues ya le digo. Me sentí extraña, como que eso no era algo propio de mi... especie. También soy una perra alcohólica, aunque me temo que ya no puedo decir que sea anónima.
- Guau, guau. Efectivamente, Daisy. Creo que es hora de llamar a Bach.
- ¿Me pondrán música clásica?
- No, no, el doctor Bach le recetará una terapia con jazmines. Huelen muy bien. Se sentirá mejor.
- ¿Jazmines? ¡¡¡¿Cree que lo que necesito para sentirme realizada como perra es un baño de jazmines??!! ¿Es que no ha oído lo del Spa?
- Guau. Si lo desea podemos sustituir el jazmín por rosa mosqueta.

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