Por suerte y por el bien de mi integridad físicomoral, veo poco la televisión. Pero la publicidad invade nuestros actos cual político ambicioso o banquero sin escrúpulos (tanto monta). Bueno, invade todo... menos 'La noria'. ¡Bien!
De modo que, de vez en cuando, no puedo evitar contemplar con asco y retortijones estomacales la nueva campaña publicitaria del colosal Movistar. Sí, aquellos simpáticos anuncios en los que un grupo de gente se reúne en una asamblea que recuerda a las del movimiento 15M. Sólo que, en lugar de criticar el sistema capitalista, denunciar las insostenibles cifras de paro o poner el dedo en el ojo del corrupto omnipresente, debaten sobre temas tan trascendentes y de apremiante actualidad como mensajería gratuita o tarifas de ADSL.
Ni la peor carga policial es tan hiriente e insultante como estos anuncios, donde el paralelismo con las asambleas de indignados es inevitable. Me imagino al publicista o técnico de marketing o cualquiera etiqueta que se ponga en la puerta de su despacho, maquinando esta desfachatez. A los responsables de traje y corbata, Blackberrys varias y Botox en el cerebro, reunidos y soltando carcajadas ante esta genial idea de representar a los indignados como un grupo de imbéciles idealistas a los que sólo les preocupa conseguir SMS gratis. Viva la revolución.
Así que mientras Amaral pone la mejor banda sonora que cabría dedicar a este movimiento esperanzador del letargo al que nos hemos rendido inconscientemente durante tanto tiempo, algunos desalmados de esos que se "desahogan" disparándose pelotas de pintura disfrazados de Rambo, se dedican a insultar las más que legítimas peticiones de trabajo y justicia social, ridiculizando las penas y miserias de muchos más que cinco millones de parados, con un anuncio en el que nos invitan a reivindicar ADSL un puñado de céntimos más barato de la sangría actual y nos intentan sobornar con unos cochinos SMS gratis. Indignante.
Si hemos conseguido que algunos mandamases tuvieran que desabrocharse un poquito su corbata, si iniciativas brillantes han conseguido bajar a Jordi y su tropel de esa abominable noria, creo que también podemos enfrentarnos a gigantes como Movistar y borrarnos de golpe y plumazo. Al final y al cabo, no son más que molinos de viento. A por ellos.
Pie de vídeo: Amaral y su nueva y magistral canción 'Como un martillo en la pared'. Que la disfruten cual remedio contra tanta indigestión. Salud.
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