jueves, 15 de septiembre de 2011

La vanidad y la estupidez, al desnudo


Como diría mi antiguo profesor de instituto, con ese punto de desesperación contenida provocada por el síndrome del docente quemado: "A ver, vamos a ver".

Se cuelan por la red de redes unas fotos, al parecer "robadas" de la buenorra de Scarlett Johanson e Internet se "revoluciona" por sus encantos. Pobrecita -supongo que deberíamos lamentar mientras recorremos con lascivia su agraciado cuerpo desnudo-, algún desalmado sin escrúpulos ha debido de hackear su teléfono móvil y le ha arrebatado su parcela de intimidad, materializada en esas 'inocentes' fotos de adolescente que se retrata como mamá y papá la trajeron al mundo, frente al espejo del baño. ¿No les suena la escena? Hacía escasos días la otra adolescente, Demi Moore, publicaba por motu propio sus retratos al natural de la misma guisa vía Twitter, red social a la que está más enganchada que ninguna quinceañera, lo cual me parece estupendo (ñe ñe ñe).

Lo que me llama la atención no es esta nueva moda de retratarse al desnudo en el baño, allá cada cual con sus hobbies. Lo que me parece absurdo y demencial es que la chiquilla de culito respingón y terso haya acudido al FBI por motivo de esas fotos robadas. Vayamos por partes.

Si efectivamente existe un 'presunto ladrón' o 'presunto hacker' que ha robado vilmente sus fotos y las ha difundido por Internet me parece muy mal. Muy, muy, mal. Derecho a la intimidad, honor y toda esa parafernalia. Y aunque este 'escándalo' parece afectar a unas cincuenta celebridades (me niego a escribir celebrities o alguna soplapollez del estilo), no me parece que sea un caso digno de investigación para el FBI.

Me he criado con pelis en las que el FBI aparece como un ente oscuro integrado por personas súper inteligentes con ultrapoderes, que se encargan de los asuntos turbios de la casa blanca, UFOs, Godzilla, etc.

En la realidad sin efectos especiales, imagino que se ocupan de asuntos más mundanos... aunque no tanto como para molestarse en averiguar quién traicionó la inocencia al desnudo de Johansson. ¿No creen ustedes también que ese nutrido grupo de superagentes tendrán mejores empresas de las que ocuparse, como por ejemplo, no sé... mmhh... el terrorismo internacional?

De otro lado, y esto es ya una apreciación picajosa, me parece que cualquier persona mínimamente sensata y con medio dedo de frente, conoce los peligros a los que puede estar expuesta cuando produce este tipo de imágenes. Y el empleo del verbo producir no es baladí. En las imágenes filtradas observamos que es la propia 'víctima' la que, por alguna razón que se me escapa, ha decidido retratarse así, desnuda. Papparazzi y víctima son la misma persona en esta truculenta y pueril historia.

Y no es que tenga un cuerpo precisamente deforme, es más, el mero acto de fotografiarse así implica en mi envidiosa opinión un reflejo de pura vanidad, un "qué buena estoy, qué tipo tengo". Lo cual vuelvo a repetir: me parece debuti.
Entonces, si de lo que se trataba era de exhibir la belleza de su físico al mundo, ¿a qué viene el enfado de la actriz?

Patrañas.


Buenos días y les recomiendo una canción perfecta para cantar en la ducha: It's my party (versión de la malograda Amy Winehouse junto a Quincy Jones). Gracias Youtube.

Pie de foto: La maja desnuda, de Goya. De la época en que los desnudos eran otra cosa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este fue un buen artículo para leer, gracias por compartirlo.

Amaiasan dijo...

Mil gracias a usted, Anónimo. Saludos cordiales.