martes, 23 de abril de 2013
miércoles, 17 de abril de 2013
El detector de almas
Aquella mañana, se dejó la ambición en casa. Y ciertamente, sintió que caminaba más ligera. El Sol reflejaba efímeros destellos de esperanza sobre la grava gris e insignificante. Los zombies salían a pasearse y a tostar sus miserias, ávidas de rayos ultravioleta. Pasó al lado de un señor viejo, no de 'avanzada edad' sino viejo; viejo en el alma, viejo en las entrañas, en la piel y en la mirada. Parecía estar de vuelta de todo. Parecía esperar sentado a que se agotara su respiración, y mientras eso ocurría, observaba crítico el devenir de los zombies. Ella pasó de largo, caminaba más veloz al llevar menos 'carga', pero no pasó inadvertida ante el viejo, que la espetó al pasar:
- Chavala, se te ha caído algo.
Ella frenó en seco y miró en derredor. Tenía las llaves, el móvil, la cartera, incluso los 'kleenex'; no echaba en falta nada, salvo su ambición, que como decimos había dejado aposta en casa.
- ¿? -, expresó al observador de mirada triste pero aun extrañamente lúcida.
- El alma, se te ha caído el alma.
Tras unos segundos de desconcierto, con la velocidad de un 'tuit' apresurado y accidentado, replicó, escéptica:
- No se preocupe, allí a donde voy no la voy a necesitar.
Y continuó caminando, mientras el viejo la vio alejarse... para siempre.
domingo, 23 de diciembre de 2012
jueves, 22 de noviembre de 2012
Soy feliz con poco
Esta mañana he cumplido un sueño. Me he dispuesto a pagar sumisa el ticket de la OTA cuando he descubierto que había un par de monedas (euro y pico) en la 'bandejilla'. Casualmente, la 'otera' estaba detrás de mí supervisando que la máquina funcionaba correctamente o algo así -risitas maliciosas-. Con una frialdad pareja a los 8 grados que marcaba el termómetro, me he apropiado de la calderilla y, mitad culpable, mitad triunfal, he abandonado la escena del crimen. Cual político impune e inmune, me he dirigido ipso facto a tomar un café. Invita el Karma.
jueves, 18 de octubre de 2012
domingo, 5 de agosto de 2012
viernes, 3 de febrero de 2012
La delgada línea entre la perspicacia y la tontería
Al volver del anodino y decadente trabajo, nada reconfortaba más a Rodolfo Maguto que releer, degustar, saborear una vez más un párrafo grandioso y magistral de su mejor amigo y psicoterapeuta:
"Nos encontramos, pues, con la misma diferencia que eternamente existe entre el tonto y el perspicaz. Éste se sorprende a sí mismo siempre a dos dedos de ser tonto; por ello hace un esfuerzo para escapar a la inminente tontería, y en ese esfuerzo consiste la inteligencia. El tonto, en cambio, no se sospecha a sí mismo: se parece discretísimo, y de ahí la envidiable tranquilidad con que el necio se asienta e instala en su propia torpeza. (...) No hay modo de desalojar al tonto de su tontería, llevarle de paseo un rato más allá de su ceguera y obligarle a que contraste su torpe visión habitual con otros modos de ver más sutiles".José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
Sólo entonces, tras la lectura terapéutica y analgésica, lograba Rodolfo Maguto conciliar el sueño y, acurrucado entre las sábanas de su fría soledad, soñaba con rebelarse contra un mundo despiadado... y digamos que en absoluto perspicaz.
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